Ver llanuras en movimiento es de esos goces (estupendamente inservibles) que debemos hacer cada tanto. Miles de direcciones posibles, todo es abierto entre el crepúsculo y el amanecer.
No pienso en casi nada de Buenos Aires, solo en quienes están conmigo en mi cuerpo. El sol lo ilumina todo, y a mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario