lunes, 19 de agosto de 2013

- CARTA AL DESTINO 23: "La ciudad Corazón"

19 de agosto

Desde territorios crudos (del estilo de crudeza de por acá) entre armonías disonantes, ásperas y escuchando la dulzura aguda de algún sonido de esos que no se escuchan, solo existen en el cuerpo…

Querido amigo,

Transito por caminos sin nombre, lo único que me queda es la esperanza, si es que existe tal cosa, quizás esto que llamamos esperanza se trate una fuerza impulsada por la puja determinante, mezcla de inteligencia, intuición e instinto. Amigo, quiero decirte que no dejo de buscar y creer que encontraré el árbol que camina.

Estuve escuchando a Chavela, inevitablemente comienza a cantar y se me hace un nudo en el pecho cercano al cuello. Seguido a esto, me sucede esa respiración que no viene desde el estomago sino del corazón, cortita gutural y roja. El aire (que es mas que aire) es una flecha atravesada y es esa otra cosa.

Quiero contarte sobre un recuerdo amoroso, ligado justamente a esta misma sensación. Añoro una ciudad que aún no estoy seguro si solo la he soñado. Una ciudad que pareciera haber sido forjada en las cavernas de fuego, bajo tierra, desde donde debió haber emergido luminosa y guerrera como el Caballo de Troya.
Recuerdo muchas curvas, pasadizos, olores convertidos en corteza de sus paredes, maderas, sombras, cicatrices en el piso, pájaros inteligentes (o espías de los Dioses), gentes de este y otros mundos, mezclados en el mismo andar. Definitivamente una ciudad mágica, como son aquellas ciudades que se apropian tanto del Sol como de la Luna.
Si esta ciudad es reencarnación de un guerrero mitológico, éste debe ser sin duda un guerrero solar, de noche y de día.

Recuerdo un día de esos, haber subido una calle muy alta, tan alta que poco a poco llegando a la cima se podía sentir que el aire se convertía en cielo. Recuerdo que llegamos a una casa semidestruida, me llevaba un guardián quien me decía que se trataba de un lugar secreto, solo conocido por los habitantes de la ciudad. Un lugar mágico, fortín marcado por el dolor y por el amor (como todo fortín).
Cruzamos esa puerta, la casa era de aire y materia. Allí los rastros evidenciaban todo lo suyo en  silencio, y atravesé entre esta densidad liviana con delicadeza pero arrastrando bien los pies, hundiendolos con una felicidad inexplicable. Cruzamos un poco mas y llegamos a una explanada semicircular. Desde allí el cielo y la tierra se debatían sus fulgores. Desde allí, descubrí los ritmos de esa ciudad corazón y comprendí que me habían abierto las puertas a un espacio sagrado, y su cuerpo me estaba dando un abrazo. Querido amigo, solo dos ciudades me generan esa respiración, una está rodeada de montañas inmensas de colores; la otra es sobre la que hoy te hablé, Barcelona.


Sin mas que decirte.
El Crudo


Pd, Hércules camina a su ritmo bordeando algun límite

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