¡Atento amigo!
Dentro de las paradojas mas resonantes
que acontecen durante la vida cotidiana creo que la mas descarada es querer
llegar a tiempo y usar reloj en Buenos Aires.
Fue una tarde, mientras caminaba por ahí
que volví a cruzar frente a una de las casas que siempre llaman mi atención,
genera una ambigua sensación de tiempo secreto, como si fuera un reflejo cargado de
ser. Es!, a raudales. Sucede que cada vez que la miro todo en su frente
indica que allí no habita nadie, siempre esta cerrada, pero siempre esta
presente. Su rostro rosado viejo gastado al amarillento claro, piel rugosa con
rasgos de moho en sectores, pliegues y surcos puros, geométricos;
sus puertas y ventanas de madera terminadas con estilo depurado pero
ascendente. Una ventana esta abierta. Alguien la habita, quizás sea el tiempo.
Digamos que siento como un suspiro de
gigante cuando la miro. Nunca me detengo, pero cuando por allí paso simultáneamente
mi pensamiento se detiene en esta frase “El misterio del hombre detrás de la
máscara”, sigo caminando.
Ese día cambié el rumbo, entré por
calles que nunca había transitado y me representan un riesgo. Mi cuerpo se
tensionó, no miré a nadie pero mi piel se llenó de ojos, nada nuevo. De golpe pateé
un pedazo de papel, estaba doblado, pero en su cara a la vista decía “Para
Ulises”; en un acto de gran refinamiento y destreza olímpica, lo agarré y descubrí que no era solo eso...
Para Ulises
El Tiempo tiene un alma y juega a las
cartas con nuestra astucia para evadirlo.
Emprendiste un regreso, regreso cercano
a lo imposible, y aquí siempre estuve. Luego de las últimas noches, en las que no hubo
divisiones con el día mas que por los sonidos del afuera, te fuiste
a la batalla. Sos un Héroe, tu verdadera vida te aguardaba ansiosa lejos mío.
Desde entonces fuimos de tanto en tanto encontrándonos en sueños, belleza pura. Nuestras palabras encontraban ligazones, eso era real, trascendente; amaba esa
sombra, el reflejo material de tu alma. Me completabas hasta en la ausencia.
En un momento dado la belleza se convirtió en prisión, te buscaba en todos aquellos que intentaban acercarse. No veía en ellos mas que una versión ficticia de tu gesto, ninguno se te acercaba. Me vi como una estúpida, ¿que esperaba si vos no estabas cerca?.
Era prisionera de este amor.
Las palabras ya no me acaparaban, me secaban la carne. Nada
mas seco que un cuerpo que se olvida a si mismo. Me olvidé de mis dedos, de la planta de
mis pies, de mis pantorrillas, del volumen de mis muslos. Mis rodillas se
convirtieron en piedra, mis glúteos se ablandaron y la base de mi columna
dolía, mi espalda no tenía ojos. Olvidé mis omóplatos, mis clavículas, se plegó
mi cuello, mis brazos no sentían al viento (no tenían fuerza, estorbaban);
olvidé mi panza, mis pechos, mis lunares, mi boca se hundió, mis ojos no
encontraban nada, mi pelo se oscureció en la sombra; el gesto de mi cara era el
del olvido y mi sexo era una máquina...mi cuerpo lentamente fue convirtiéndose en una nuez.
...Ahora se que el olvido es la verdadera muerte , pero también se que la voluntad es su peor enemigo...
Un día me encontró el Instinto, se
presentó todo negro, vigoroso y lleno de luz antes de mi muerte final y
desperté, y así también despertaron mis sentidos. El instinto despertó mi Cuerpo todo y pude verle el rostro. Desde entonces he emprendido una nueva búsqueda, él y yo.
El tiempo es una masa informe entre
evolución y permanencia, cada uno debe encontrar sus proporciones, mientras va avanzando.
Ulises, quise decírtelo muchas veces,
fue necesario evolucionar para no morir. En definitiva, en esta historia siempre fuimos personajes secundarios, y por ello somos
eternos.
Perdón
Penélope.
Ps, aún y siempre seré la misma que
solo vos conociste, y la que nunca podrás conocer.
(...)
Querido amigo, insisto, el reloj es un
engañador del tiempo (ya volveré sobre este tema, hoy el azar me desvió a esta
carta). La marea me hizo encontrar una botella, pero no soy este héroe; vuelvo a tirarla, Ulises es quien debe leerla. La vida es un entretejido
invisible, he llegado a tiempo para saber que ellos existen y que ella nunca lo
olvidará.
Que poder sobrenatural es el azar.
Hasta otra,
El Crudo.
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